Thursday, January 08, 2009

:::CACTUS:::



Quiero rendir tributo a estas admirables plantas, por su inmensa capacidad para crecer y sobrevivir en ambientes hostiles, incluso, las semillas de los cactus, pueden permanecer en la tierra durante años hasta que cae un poco de agua y les permite crecer. Yo solo conozco una cosa que puede sobrevivir bajo esas características y en ese grado de adversidad.
Hace 12 años, mi hermana fue a pasear a Viña y, como se sintió culpable de no llevarme a pasear con ella, me trajo multiples cachivaches a su regreso, entre ellos, un pequeño Cactusito que a duras penas se veía dentro de su pequeño macetero. Lo recibí con gran alegría e inmediatamente le puse un nombre apropiado a la fragilidad de su contextura: "Eddie Kaspbrak", por el personaje de la novela "IT" de Stephen King (excelente novela apropósito... de hecho la película que se hizo de este libro, motiva el rechazo a los payasos en muchas personas de mi generación).
Durante años Eddie y yo fuimos grandes amigos, yo lo cuidaba, le leía libros, le contaba cuentos, lo ponía junto al televisor para que escuchara los programas sentado en primera fila; cuando me iba de vacaciones a acampar con mis papás, Eddie venía conmigo, porque no tenía corazón para dejarlo solito, era tan pequeño e indefenso.
El interés es algo que va cambiando, creo que no se puede vivir interesado siempre en lo mismo y con la misma intensidad, eso nos priva de crecer y de cambiar, quizás solo digo esto para justificarme, porque, no recuerdo claramente los motivos, durante largos años dejé a Eddie olvidado, entre otras plantas, la importancia de su compañía en mi vida, se me olvidó completamente y yo seguí avanzando.
Hace unos meses atrás, volví la mirada sobre esa planta, debo reconocer que hasta su nombre se me había olvidado, lo noté de pronto ahí parado estoico y digno, escondido entre unos libros, no lo regaba hace años, pero había crecido tanto que ocupaba todo el espacio de su macetero. Lo rescate de entre los libros, le puse agua y lo llevé a mi pieza.
El amor de verdad, pienso yo, que se parece a mi Eddie, al principio como todo amor, te entusiasma y estas pendiente de él, pero existen veces que dejamos de estar hipervigilantes con ese amor, puede incluso que lo abandonemos definitivamente, porque sin duda que hay muchas plantas lindas, delicadas y de exoticos colores, yo misma tuve otras plantas a las que le dediqué mi atención.
Pero el amor de verdad, es otra cosa, no necesariamente tiene lindo aspecto o hermosos colores, el vínculo del amor real, es como mi Eddie, que dejé olvidado y sin alimentar por años y cuando volví mi mirada sobre él, aún estaba allí vivo, donde las otras plantas se mueren si no le propicias los cuidados adecuados, mi cactus sobrevivió y cuando me dí cuenta de eso, le agradecí todos esos años que sobrevivío, solo para enseñarme a diferenciar lo pasajero de lo permanente y para hacerme infinitamente agradecida del amor de esas amigas que siempre siempre están conmigo, sin importar el cambio de eras.
El mundo está lleno de plantas, igual que de amores, pero si entre ellos te encuentras un Cactus, feo chico y espinudo, no lo dejes nunca, eso es amor.

Este es Eddie en la actualidad

Este es Eddie con su amigo Benito, que es un poco más grande que Eddie cuando lo conocí