:::El lugar para mí:::
Y a mí me gustaba mi trabajo, pienso una y otra vez, así, en tiempo pasado y con la pena metida dentro del corazón. A mi me gustaba mi trabajo, porque pensaba que hacíamos algo bueno por la niñas, que les dabamos amor a ellas y a sus familias, que estábamos ahí para mostrarles nuevas formas de relacionarse y de enfrentar a la vida.
Me gustó menos mi trabajo el día en que no entendí una broma y la otra psicóloga, dijo que yo no me adaptaba a ellas y menos aún el día que llegué a trabajar y habían ocupado mi escritorio en la oficina. Me gustó menos mi trabajo la primera vez que mi jefa le gritó a una niña y me gustó menos todavía la primera vez que me gritó a mí.
No me gustó cuando la asistente social dijo que una de las niñas iba a terminar siendo prostituta igual que su hermana, porque yo no creo que ser prostituta sea denigrante, cuando las mujeres lo eligen libremente, y porque yo creo que las personas tenemos libertad para ser lo que queramos ser, independiente de nuestras familias. Me molesté cuando ella misma dijo que mi Juanita (una de mis niñas) iba a terminar siendo la mantenida de su pareja, porque creo que si es feliz, da lo mismo. Me enojé cuando otra compañera de trabajo dijo que le gustaba como era la Sutanita y ella le contestó que Sutanita iba a terminar embarazada del pololo.
Les contesté todas esas veces.
Mi trabajo me siguió gustando a medias hasta ayer, cuando en medio de una conversación, mi jefa se enojó y me dijo que "Ellas" (mis compañeras de trabajo) no estaban contentas con mi forma y yo caí en cuenta que hablan de mí cuando yo no estoy.
Ese fue el límite. Puedo aceptar sus diferencias, pero ellas no pueden aceptar las mías y además, no son capaces de decirmelo en mi cara, hablan de mí cuando yo no estoy presente.
"No nos sentamos acá a hablar de tí" me dijo la asistente social.
"Pero se sientan acá, cuando yo no estoy, y hablan de mí" le contesté.
Silencio.
Soy el lunar, la oveja negra, el punto de vista disidente y molesto. Ellas se llevan todas bien, todas estan de acuerdo. Yo no.
Ese no es el lugar para mí y me pregunto una y otra vez: ¿Existirá el lugar para mí?