Saturday, September 22, 2012

:::La Trama de la Vida se Encuentra Tejida con Hilos Invisibles:::

Cuando me encuentro muy triste suelo pensar esa frase (entre muchas otras) y me ayuda a sentir que, aunque me sienta muy desgraciada y no sepa que hacer, algo invisible está sucediendo en ese preciso instante de oscuridad, algo grandioso que no soy capaz de comprender y que, cuando llegue el momento indicado, dará paso a lo nuevo, a lo distinto.
Lo que me gusta de que las cosas me vayan mal, es saber que luego me va a ir bien y mientras peor me va en la vida, más confirmo mi certeza de que se aproxima la bonanza. No puede ser de otra forma, soy una convencida de que mi existencia está hecha de ciclos y que cada uno tiene su afán.
En una vuelta del destino la vida cambia de colores y así no más me pasó. Un día me llama mi amiga Cristina para decirme que si se juntan 10 estudiantes puedo ser profesora de un curso en una prestigiosa universidad de mi país. Luego me llama para decirme que tengo 6 estudiantes, pero que el curso se va a dar igual, con la esperanza de que lleguen más. Llegó a hacer clases esperando una baja asistencia porque el día anterior había llovido torrencialmente. Al finalizar el primer día tenía 11 niños en mi curso, pero no terminé allí, todas las semanas se me fueron sumando algunos y hoy mi curso tiene 19 niños.
La rueda giró, ahora también soy profe en una sala de una elegancia que me abruma hasta el día de hoy. Mi sala tiene computador y datashow colgando del techo, parlantes con sonido envolvente y una tarima alfombrada desde donde hacer clases a la que llamo "El olimpo" y que no uso, porque me da pudor estar encumbrada en las alturas de un poder yo no siento.
Mis niños nuevos tienen entre 18 y 20 años, son estudiantes de diversas carreras universitarias que tuvieron alguna dificultad en pasar sus ramos el semestre anterior. Son distintos a los chicos con los que había trabajado los últimos años, tan distintos que me incomoda su manera silenciosa y diligente de enfrentar las tareas que les solicito durante la clase y me emocionan sus deseos de aprender y superarse en la vida a través de la educación.
Tengo claro que las cosas en algún momento van a volver a estar mal, no por pesimismo, si no simplemente porque soy una convencida de que si vivieramos en el exito total  la vida no tendría gracias, son los desafios los que nos llevan a crecer, a inventar, a crear. 
La vida es un continuo fluir y el secreto de mi felicidad es simplemente reconocerla, aceptarla, enfrentar y disfrutarla tal y como se me presenta, ya sea que me toque jugar con barro o estar sentada en la copa de un árbol.