Thursday, March 07, 2013

:::UN DÍA:::

Abro los ojos y agradezco despertarme a la hora que quiero y no a la que suena la alarma de mi celular. Anticipo el sabor del café en mi paladar y bajo a prepararlo, sin mirar a nadie porque todavía duermo, aunque lleve los ojos medio abiertos.
Con el café servido tomo mi tablet y reviso el diario. Llega un correo con la gran noticia que cambia mi día, mail del editor de la revista donde publico en Venezuela, leyó mi cuento y lo van a publicar, todavía no sabe cuando, pero pronto. Satisfacción. A alguien allá, a la mitad del continente, le gusta lo suficiente como escribo como para publicarme DOS veces, una puede ser el clásico golpe de suerte de quien tuvo las palabras para contar algo bueno, pero DOS, realmente quiere decir algo. "Sin sacrificio no hay recompensa", me conforta saber que mi sacrificio la tiene.
Me subo a la bicicleta para hacer ejercicios y me conecto los audífonos de mi personal. Mi hermana dice que ya no se le dice así, que ahora se llama mp3, pero yo igual le digo personal, porque me gusta más esa palabra, la nueva me suena a androide de "La guerra de las galaxias".
Hace días que estoy búscando como partir el capítulo 4 de mi libro. Hice el esquema del capítulo y quedó redondido, pero no me llenaba, le faltaba ese pequeño toque que le da vida a las palabras, o quizás le faltaba el toque que hacía que valiera la pena sentarme a escribirlo. Pedaleando aparecen las imagenes de los niños de mi libro, son tan simpáticos ellos, tan valientes, ¿Cómo voy a dejarlos estancados en el aburrimiento?.
Me siento a escribir, bueno, después de lavar la ropa, guardar mercadería y hacer el almuerzo, pero me siento a escribir y rehice el comienzo del capítulo, ahora funciona para mí y eso es bueno, si no funciona para mí en el primer borrador, no tiene caso que me imagine que a alguien más leyendo.
Me pilla la hora y tengo que arreglarme para ir a atender un pacientito. Le tengo susto a ese enano porque es disperso, tengo miedo que no me pesque y la terapia no resulte, la verdad es que me da miedo que no me quiera o peor aún, no poder quererlo yo, porque el vínculo que se genera con el amor es el primer paso para ayudar, tiene que ver con el vínculo primario con la madre, pero una psicóloga más docta se los puede explicar mejor, yo estudié para poner las cosas en práctica, no para repetir conceptos con exactitud.
Puros miedos infudados, el peque llega con ganas de hablar, en realidad habla de muchas cosas y no se fija en ningún tema porque es disperso, pero me habla con entusiasmo y se pone contento de que le preste atención. No es dificil prestarle atención, es entretenido, alegre y creativo, cuando me muestra sus figuritas de Legos favoritas estoy segura de que le caigo bien, así que se las celebro y aprovecho de empezar a enseñarle la diferencia entre la tensión y relajación, para que vaya aprendiendo que hay cosas que le incomodan.
Felicidad, siento mucho felicidad estando con él. Salgo de la pieza y se me acaba la felicidad. El papá golpeador está ahí, el que le tiró su pelito y le pegó patadas, desgraciado mil veces maldito, si ese fuera hijo mío no te habría quedado hueso sano, pero te habría quedado claro que a mi niño no me lo toca nadie.
Lo saludo con compostura, al menos creo que lo hago, espero haberlo hecho, para poder quedarme en la vida del pequeño lo suficiente para enseñarle a cuidarse del energúmeno. Pregunto por la mamá, está trabajando, él cuida a los niños porque está cesante. Mujer estúpida, pero la entiendo, el tipo es guapo y ella no tanto, las mujeres hacemos cosas estúpidas por los hombres atractivos, decimos que no, pero lo hacemos.
Me voy a mi casa pensando cosas malas, muchas cosas malas, tantas cosas malas que me conecto los audífonos del personal para que la música acalle los pensamientos. Lo consigo.
Ahorita ya es de noche, cuando termine de escribir este post me voy a poner a trabajar en mi cuento, a ver si la magia sigue funcionando.