Saturday, April 27, 2013

:::CORAZA:::

En Diciembre del año pasado me saqué la muela del juicio y la operación se complicó con una infección que me tuvo bien drogada un par de semanas. En uno de esos días me dio por cortarme el cabello, así que llegué en mi nube de droga hasta la peluquería del mall de mi ciudad, me hice un masaje, del que no recuerdo mucho y me senté en la silla del peluquero que me correspondía en la rotación.
Al tipo en cuestión lo habría olvidado, igual como olvidé a la niña que me hizo el masaje (con la que estoy casi segura que conversé amenamente), de no ser porque me llamó la atención la forma en que llevaba sus instrumentos de trabajo cruzados a la cintura, como si se tratara de armamento militar y porque no me dirigió la palabra más que para puntualizar lo dificil que le resultaba hacerle el brushing a mi rebelde cabello frizado. Encontré que el tipo era un plomo, se supone que el peluquero te conversa y si no te conversa al menos se reserva las opiniones desagradables, por lo que salí de ahí bien peinada y contenta de no volver a cortarme el cabello hasta Abril (me lo corto cada 4 meses). Pero al poco tiempo, noté que en este corte, el cabello me creció mas rápido y se me puso más lindo, así que acabé bastante contenta con el trabajo del peluquero, aunque hubierse sido un plomo conmigo.
Fines de Abril, partí a cortarme el cabello, nuevamente a la peluquería del mall, ahora sin estar bajo los efectos de las drogas prescritas para mi operación. Una niña muy simpática, que se llama Nataly me hizo el masaje, sospecho que ella misma me lo masajeó la vez pasada. Conversamos un montón, ella realmente es una experta en cabello y me dieron ganas de ser como ella, porque se veía feliz.
Mientras estaba bajo la máquina de vapor, empecé a ver quienes estaban para cortar el cabello y entre un montón de niñas peliteñidas, había un tipo que parecía sacado de "La naranja mecánica", que es una gran película, pero nadie quiere encontrarse con sus personajes en la vida, menos en una peluquería. Rápidamente empecé a buscar a alguien que me gustara, porque si uno lo pide con tiempo, puedes eleguir tu peluquero favorito. Entonces lo ví, el pesadito que me dejó bonito el cabello estaba allí, no tuve que pensarlo mucho para pedirle a Nataly que avisara que yo me cortaba con él, después de todo, es como Clint Eastwood, el tipo es un plomo, pero hace bien su trabajo y al final del día eso es lo importante.
Me senté en la silla y esta vez me dijo que se llamaba Daniel y me preguntó por qué quería cortarme el cabello con él. Yo le expliqué que ya me había cortado con él, en Diciembre y que me había gustado mucho. Él se limitó a decir que había pasado mucho tiempo y se puso a trabajar. Pero al poco rato ya conversábamos, nos reíamos y él decía "mi niña" para referirse a mí, me contó dónde se había comprado el cepillo que usaba para peinarme y yo dejé que me hiciera lo que quisiera en la cabeza, total lo estaba pasando muy bien y el cabello crece.
Cuando me paré de la silla, le dije que la primera vez me había parecido tan desagradable que solo había vuelto a cortarme el cabello con él porque hacía bien su trabajo, pero que esta vez me había dado cuenta que él era un encanto, que quería que él se encargara de mi cabello siempre.
- Es que a veces uno se pone una coraza - Me dijo.
Y yo le encontré toda la razón. Las apariencias engañan y la primera impresión no siempre es la correcta, por ahí en el mundo anda mucha gente encantadora a la que hay que brindarle una segunda oportunidad.
Me entregó su tarjeta y nos despedimos de beso.
Así que si por ahí anda leyéndome alguien de Quilpué que quiere cotarse el cabello en el mall, pidan que los atienda Daniel Rojas Cabello. No se van a arrepentir.

Monday, April 01, 2013

MI CUENTO PUBLICADO

Queridos amigos y lectores silenciosos. Al fin salió la nueva edición de Letralia con mi segundo cuento publicado.
Me gustaría que pudieran ver la sonrisa que ilumina mis labios, al saber que mi querido cuento deja de ser sólo mío y pasa a ser de todos los que se tomen un pequeño momento para darle una mirada. Ese es el instante que, en mi corazón, no tiene precio.
Pueden pasar a leerlo acá:

http://www.letralia.com/281/letras09.htm

Las protagonistas de esta historia nacen en la risa de los niños, conspiran con el universo para llenarnos de magia y mueren cuando alguien dice que no cree en ellas. Les pido que ayuden a mis niñas a brillar y si les gusta lo que leen, denle "me gusta" al ícono al final de la página para compartir el link en su facebook o compartanlo en Twitter donde dice "Twittear"
Muchas gracias a todos por acompañarme en esta aventura de escribir.