Thursday, February 28, 2008

:::Dos se hacen uno:::


Hace como dos años, cuando estaba cursando "Terapia Grupal Humanista", nos reunimos con el ayudante para que, como lo dice su cargo, nos ayudara a elaborar sesiones para el taller humanista grupal, que era la finalidad de ramo claramente explicitado en su nombre.
Ese día él nos contó que el universo está sincronizado, "como es arriba es abajo", nos dijo que todo tiene un latir y que ese latir es la fuerza que le da vida a todo, no solo nuestro corazón late y nos da vida, nos dijo que el sol, fuente de la vida en nuestro planeta, también tiene un latir.
La verdad es que yo lo escuchaba con mucho respeto y en algunos momentos lograba captar mi interés, sin embargo, este ayudante era poseedor de una de las características que más detesto en las personas y es el amor a escucharse hablar a sí mismo, lo que deriva en personas que son capaces de hablar por horas sin importar nada más que el sonido de su propia voz.
Cuando ya había perdido del todo mi interés y yo navegaba entre mis propios pensamientos, él me invitó a hacer una demostración, dijo que todos estamos conectados por hilos invisibles (estas cosas que les cuento son las que quedaron en mí entre todo su discurso) y por eso es posible entrar en sintonia con las personas y armonizar.
Ambos nos pusimos de pie y él se acercó a mí, me dijo que al abrazar a alguien querido siempre hay que hacerlo inclinándose hacia el lado izquierdo, que es donde se inclina el corazón, con esta consigna nos abrazamos, él me dijo que respirara profundo y me concentrara en el latido de mi corazón, luego, me dijo que sintiera el latir de su corazón en mi pecho y me concentrara en el latir. Al principio no pasaba nada, su corazón latia, el mío latia, ambos haciendo su propio trabajo, pero luego, de un instante al otro, ya no podía distinguir su corazón del mío, sentía un solo latir en medio de nosotros, de alguna manera que supera a mi razón, nuestros corazones se entendieron y se sincronizaron en un solo latir.
Nunca he hecho la prueba de nuevo, pero ahora se que todos los seres humanos estamos unidos porque lo mismo nos da vida y todas las diferencias se pueden borrar cuando se toma conciencia de que todos los corazones pueden tener el mismo latir, si se puede hacer con alguien que no nos agrada, como era este ayudante para mí, se puede hacer con la gente que uno quiere de verdad, porque al final las diferencias las inventamos nosotros, en la cabeza, no en el corazón.

Wednesday, February 13, 2008

:::El tiempo:::


A mi papá le gusta leer esas revistas de orientación científico popular, algo así como leer el Discovery Channel. Considero que este gusto es algo bastante valorable, ya que es un gusto que ha concervado a través de los años, siempre le han gustado estas mismas revistas; en mi caso he cambiado de gustos, de pequeña leía Revista Barbie, luego Selecciones, luego Cosmopolitan (a una edad en que no era realmente el público objetivo de la publicación), luego Cinegrama... siguiendo esa línea me encuentro actualmente sin un real gusto por ninguna revista en particular.
Recuerdo que la revista Cinegrama traía de regalo en cada edición un afiche de una película en cartelera, yo los colecionaba como grandes tesoros y algunos colgaban de mis paredes, soñaba que algún día los mandaría a enmarcar y adornarían mi casa, en esa misma época, logré comprar dos o tres afiches de esos inmensos que ponen en los cines, tenía una inmenso de Madonna personificando a Evita en la cabecera de mi cama, justo bajo el crucifijo desde donde Cristo velaba mis sueños, supongo que Madonna y crucifijos no eran exactamente una buena idea, pero a esa edad no lo sabía.
Si de sueños se trata, mi gusto por cinegrama no era azaroso, yo sentía que era muy buena dirigiendo y creía con certeza absoluta que era completamente capaz de llegar a dirigir algún film, quería ser guionista y directora, porque mis cuentos los pienso en imagenes y no en palabras.
No recuerdo cuando abandoné ese sueño y donde quedaron varios otros, no sé cuando dejé de sentir que lo que escribía era bueno, ni cuando dejé a mis personajes abandonados en una caja llena de hojas a medio escribir.
En una de esas revistas de mi papá leí que el tiempo no existe, y me pareció dramático que algo inexistente haga notar que tantas cosas cambian, aunque claro, tiene mucha lógica cuando recuerdo aquellas ocasiones en que un día me ha parecido una semana entera y cuando una semana entera se me ha pasado como un solo día.
Este texto no tiene remate posible, no hay forma de unificar las dos ideas que lo componen... pero si fuerzo el tema podría decir que si el tiempo no existe, en algúna dimensión de tiempo, yo aún soy esa niña con su sueño grande y rematar recordando que alguien famoso dijo que la felicidad se logra alcanzado nuestros sueños de infancia.