Monday, October 29, 2012

:::LIBRE Y VOLUNTARIAMENTE:::

Cuando cumplí 18 años, correspondía que partiera al "Registro electoral" a inscribirme para ejercer mi derecho a voto, convirtiéndome una ciudadana partícipe de los procesos de mi país. Me negé a ir. Si me inscribía tenía que votar en todas las elecciones y eso de ir a votar PORQUE TENGO QUE HACERLO se me antojó carente de sentido. ¿Y si no tenía una clara preferencia? ¿Iba a tener que votar por cualquiera o perder el voto escribiendo alguna consigna graciosa y poco atinguente?, nop, eso no era para mí.
Me dijeron que las Sufragistas lucharon por años para que las mujeres tuvieramos derecho a votar y que si yo no votaba, le faltaba el respeto a su memoria. Pero investigé y las Sufragistas querían que las mujeres tuvieramos el mismo derecho de los hombres, que en esta época es elegir si queremos o no votar, así que no le faltaba el respeto a esas valientes hermanas.
Me dijeron que durante la dictadura no habían elecciones y todos tenían que aguantarse lo que la junta militar quisiera, que yo tenía que hacer uso de nuestra recuperada libertad para elegir gobernantes. Pero ningun gobernante ha venido nunca a tomarme la opinión de sus decisiones, sea el o la que sea, me ha tocado acatar lo que a ellos y sus secuaces se les ocurre.
Más o menos así, fue como decidí que solo iba a ir a votar cuando pudiera elegir si quería votar o no.
Me tocó esperar 12 largos años. Pasaron 3 presidentes, varios parlamentarios y 3 alcaldes con sus concejales por mi país, mientras yo esperaba tranquilamente.
Este año se reformó la ley electoral, ahora todos los mayores de 18 años son inscritos como votantes automáticamente y pueden elegir si ir o no a votar, con ese cambio, ayer al fín llegó mi momento. Acudí por primera vez, libre y voluntariamente, a ejercer mi derecho ciudadano en la elección de alcalde y concejales. Fue muy entretenido.
Con el sistema anterior los lugares de votaciones se dividian en hombres y mujeres y se prohibía que personas del otro género entraran a los lugares de votaciones, con lo que los transexuales padecían cada vez que tenían que ir a votar; en cambio ahora los lugares son mixtos, por ejemplo, la mesa donde de me tocó votar, era antes solo para hombres, así que entré y los vocales de mesa (las personas que se aseguran que votes bien) eran puros señores de lo más amables que me "mijitiaron" todo el rato (Tome mijita; Gracias, Mijita; Hasta luego, Mijita), y además se podía ir a votar en familia. ¡Qué mejor!
Lo que no fue muy entretenido es que así como yo estaba esperando este momento para ir a votar, el 60% de mis compatriotas estaban esperando este momento para NO  ir a votar, así que la cantidad de sufragistas fue tan baja que en la tele hacía llamados para que la gente fuera.
Supongo que nada es perfecto, pero por mi parte estoy absolutamente conforme tan solo por saber que, incluso las esperas más largas tienen un final.

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