Thursday, May 11, 2006

:::Una semana como otra:::


Pasó varias horas de mi semana sentada en una oficina de lo más helada, sintiendo como se congelan mis pies, pero esa es la parte más relajada del día, ya que la mayor parte del tiempo pasamos conversando con mi compañera sobre las múltiples posibilidades de la solteria, la cercanía de los 30 pasados los 25, como la mitad de los hombres que valen la pena están en otra parte, demaciado lejos para encontrarlos y sobre un sin fin de anécdotas que junto para mis nietos y mis libros. Por mi cabeza pasa todo el tiempo la posibilidad de dejar este asunto de los hombres porque es entrar en una cabilación sin sentido ni fin, lamentablemente ellos no dejan de aparecerse en mi vida, uno tras otro y a veces de varios juntos.... algunos vestidos de verde, otros que se acercan y después ni se acuerdan de mi nombre, otros que me acosan, pero mi favorito viene del pasado, al principio era como una sombra que me pesaba, después pasó a ser un fantasma que no me dejaba dormir y poco a poco se hace más real y me hace sonreir más, como un placer culpable, como una promesa de todo lo bueno que está por venir... pero todavía no viene y de todo lo bueno que puede pasar... pero todavía no pasa.
Algunas horas de mi tiempo las dedico a atender pacientes y escuchar las desgracias más grandes del mundo, siento que el corazón no me va a dar más y se me va a romper en mil pedazos cada vez que una niña se me pone a llorar, porque no encuentra consuelo para la soledad de su alma, pero yo, controlada y con las lágrimas al borde de los ojos resisto tranquila, porque si lloro con ella sus soledades, que se parecen a las mías, no le sirve de nada y no sirvo para estar entre los valientes que luchan por hacer algo en medio de las miserias humanas.
Otro rato de la semana lo dedico a hacer charlas en colegios para que los niños entiendan la dimensión de la violencia, para que puedan visibilizar que ellos mismos se tratan con violencia y como nos agreden a nosotras mietras hablamos (paciencia rominita, son niños, se rien, gritan, a veces no pescan, valor rominita ya se va a terminar). Luego camino junto a mi compañera por los cerros de Valparaíso de colegio en colegio, sin carabineros, porque con los días nos dimos cuenta que el equipo psicopolicial es una quimera que solo funciona a ratos y que la mayor parte del tiempo estamos solas resolviendo (la profe siempre nos dice eso: si tienen un problema resuelvan. Yo le agrego: porque si no el problema las va a atormentar siempre).
Cuando ya no damos más de frio en la oficina, salimos a conversar con algún carabinero y tratamos de convencerlo de lo importante de su labor para la comunidad, los escuchamos largo rato y la mayoría se va super contento.
El miércoles sin falta aparece cierto caballero particularmente agradable y me mira con sus ojitos verdes y de vez en cuando su mirada me gusta... se queda largo rato y me hace reir, me hace sonrojar y me hace pensar; estar con él es seductoramente prohibido, los dos lo sabemos (yo puedo perder la práctica y él arriesga sumario si pasa algo), pero yo me imagino en medio de una novela de Isabel Allende: "no me diga usted que me siento viejo y tengo meses más que usted... que tu", nos reímos; Yo tirito de frio (es MUY helado por allá) y él pone una de sus manos tibias en mi cabeza "tócame la nariz", le digo yo, él obedece "que helada estás"; Estoy conversando con otro caballero y él se aparece junto a mí con cara de infinita seriedad "no se enoje que se va a arrugar" le digo yo y él ríe y así sucesivamente todo el rato hasta que llega la hora de irme "pórtese bien" me dice, "usted también" le digo yo mientras él cruza un brazo por mi hombro y se despide con un beso... Cuando me voy pienso que todo eso es muy tonto.
De vez en cuando me voy donde mi hermana, con ella encuentro paz, protección y aceptación incondicional, lo sé porque me escucha repetir la misma historia mil veces sin aburrirse; me deja dormirme rendida en su cama; me deja jugar con sus perros; me permite cuidar, querer y peliar con sus hijos; y lo más importante, me escucha peliar e insultar por las cosas más tontas solo para reirse de lo enojona que soy, sin más comentario que "Tu te enojas a la italiana", me gustaría que un hombre me quisiera como ella.
Cuando me vengo a casa, antes de que caer vencida por el sueño, vuelvo a pensar en mi dilema primordial EL: dónde estará EL, cómo será EL, existirá EL, ya lo conoceré a EL, como sabré que él es EL. Algunas veces mi dilema primordial se vuelve desesperación: Diocito, ayúdame a encontrarme con EL, ayúdame a saber que él es EL, ayúdame a gustarle a EL, ayúdame a no perder el amor de EL. Otras veces el dilema primordial es esperanzador: Capaz EL está pensando en mí justo en este momento y quiere encontrarse con una mujer como yo. Finalmente me aburro del dilema primordial: EL SE PUEDE IR A PUNTA DEL CERRO, NO LO ESPERO MÁS, MEJOR SOLA QUE MAL ACOMPAÑADA.
Así se me pasa semana tras semana, les explico simplemente para que entiendan que entre todas estas cosas, a veces no me queda corazón ni cabeza para pensar en algo que escribir, a veces entre todas estas cosas se me pierde la voz, porque entre las desgracias ajenas y las propias preocupaciones, me cuesta encontrar un momento para soñar como me gusta.
rominita chii.

2 comments:

el cubano de la isla said...

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

Oscar Wilde

PD: Creo que Wilde tenia mucha razón cuando decia esto, asi que no desesperes que la vida es una gran sorpresa...

rominita said...

Muchas gracias por tus palabras, es lo más lindo, real y esperanzador que he escuchado en meses.
besos