Thursday, October 25, 2007

:::La marca del pequeño Ty:::


La hechicera caminaba a pasos calmos, cada uno de sus pequeños ya habían aceptado su mano y caminaban ligeros y felices. Se había sorprendido de ver que sus niños reían con ella, pero más se sorprendió al verse reir ella con sus niños.
Cada uno de ellos tenía esa característica especial, aquello que era justo lo necesario para hacerla brillar con más luz, se suponía que era ella la que tenía la responsabilidad de ayudarlos a salir de la oscuridad, pero sus niños estaban tan llenos de luz que brillaban hermosos entre las sombras que les rodeaban.
Un día le dijeron a la hechicera que a la vuelta del camino le aguardaba un niño oscuro, un niño que otros hechiceros se habían negado a acompañar, habían temido que por tratar de ayudarle, perdieran todos sus poderes y la oscuridad les consumiera juntos, porque este niño estaba marcado desde el mismo día en que nació, cuando su madre le abandonó a su suerte, esperando a que los lobos le deboraran, pero el niño sobrevivió y la madre se consumió en los temores y oscuridades de aquellos que dejan de pertener al mismo mundo que el resto, entonces el niño recibió su segunda marca, clara en su frente se veía aquello que provocaba que todos se alejaran de él, la posibilidad de que fuera el heredero de los mismos demonios que extraviaron a su madre.
La hechicera tuvo pánico, antes aún de darle a vuelta al camino y ver al niño, sintió que podía ser horrible, que quizas tuviera dos cabezas o que llamas abrazadoras salieran por su boca, frente a hechos como aquellos ella no poseía la magia necesaria, sin embargo, sintió que no podía abandonarlo a su suerte, no podía olvidar que era un pequeño de 8 años, la misma edad de uno de los pequeños que ella ya acompañaba.
Apretó los dientes y se encaminó hacia el lugar del encuentro, allí estaba el pequeño Ty, sentado en una roca, el niño la miró con sus ojos tristes y serenos, la hechicera se paralizó ante el asombro, nada en él era distinto, nada en él era maligno ni peligroso, solo resaltaba la marca que llevaba en la frente, la marca de miles de ojos que le habían mirado con recelo y desprecio por una historia que no le pertenecía, por una culpa que le era ajena.
Ante su sorpresa el pequeno Ty se puso de pie y caminó a su encuentro, se paró frente a ella, digno y diminuto, lleno de una inocencia que la hechicera no había conocido en un estado tan puro. La hechicera le habló del camino que tenían que recorrer, como hacía con todos los niños, esperó sus preguntas, pero en vez de eso, Ty le tomó la mano y le dijo:
- Vamos.

3 comments:

Pauli MuSa said...

Es hermoso ver que no erraste tus pasos.
Seras la mejor psicologa infantil.

Pauli MuSa said...

Pasate por mi blog, que te deje una sorpresita.

Silvia said...

Los niños son así querida amiga reconocen los corazónes puros, las buenas intenciones y el cariño desinteresado y sincero como el tuyo.
Eres muy valiente al escoger esa rama de la psicologia,desde aqui se me antoja mas dificil que lidiar con adultos, pero sabes que ahora si estoy segura que el mundo del futuro va a ser mejor,lleno de todos esos niños que logres ayudar y tocar con tu varita magica.


Haz que birlle tu luz!!

Cariños

Silvia.