Friday, August 01, 2008

::::La FE mueve montañas::::





Esta semana vi en un programa de televisión como la FE en Dios cambia a la gente, esa fe grande que hace que uno comprenda que hay algo más que uno mismo y que la vida tome sentido absoluto. Es cierto que esa fuerza que algunos pensamos que viene de Dios, otros pueden pensar que viene de otros lados, lo importante creo yo es sentir esa fuerza, esa magia de CREER, pero de creer de verdad que uno puede ser mejor persona y que este en el lugar que este puede tener una vida bonita y un buen pasar.
El programa al que me refiero trata sobre la vida en la Cárcel de Santiago, que es una tremenda prisión con muchas personas adentro que viven precariamente, porque bueno, han cometidos crímenes. La historia de esta semana era la de un joven de 21 años que le tocó entrar a la calle de "los evangélicos" (calle le llaman al largo pasillo donde estan las celdas de un gran grupo de reos y que tiene un patio en común), desde la entrada esta calle era diferente, en vez de los hombres a medio vestir y a medio lavar, fumando en la calle sucia, este joven se encontró en medio de un pasillo limpio, ornamentado con telas de vistosos colores, rodeado de hombres vestidos de terno (si, leyeron bien TERNO) que oraban al Señor en cada espacio del pasillo.
Conforme fueron pasando sus días en este lugar, se dio cuenta que los evangélicos estaban organizados para limpiar la calle, repartir y preparar los alimentos y tenían una iglesia perfectamente organizada donde cada "hermano" cumplía una función. No todos los reos de la calle eran evangélicos y a estos se les respetaba, de hecho, para poder ser parte del gran grupo, el joven recien llegado tuvo que probar que estaba dispuesto a servir a Dios y poner su vida en manos de EL, tuvo que dejar de hablar con groserías, provar que estaba dispuesto a limpiar las calles si le correspondía y hacer comidas cuando se le asignaba.
Pasó el tiempo y el joven se veía distinto, entonces llegó el "hermano jefe" y le entregó una corbarta y le dijo que ya había demostrado que quería servir a Dios, que si quería podía ser parte de los hermanos del coro.
Dentro de ese pasillo. cada uno de los que allí vivía tenía una confianza tan grande en Dios, que los ayudaba a sacar lo mejor de ellos y encotraba en la oración la voluntad que no habían conocido antes para ser mejores personas, yo creo que eso es todo lo que hace falta en la vida para disfrutarla plenamente completa y sin escalas, abrir los ojos todos los días siendo un poco mejor persona que el día anterior y descubrir que vivir no es más que crecer y aprender.
Ellos estaban en la carcel, pero su pasillo era el más hermoso y bien cuidado de todos, mientras el resto se lamentaba por sus desgracias y sus delitos, mientras los de otros pasillos pensaban en la cerveza que se iban a tomar cuando salieran y las mujeres que iban a tener, ellos se encontraron con una verdad innegable "Si te equivocas, usa tu error para crecer y aprender, porque siempre se puede enmendar el error cometido"... a no ser que le hagas daño a alguien inocente que confio en ti y que te hizo el bien, pero esos delincuentes son los peligrosos y no llegan al "cielo en la carcel"

2 comments:

Silvia said...

Hola Romi! Que lindo post, me gusta cuando leo algo que me inspira,yo creo y tengo fé de que estoy en esta tierra para aprender a ser mejor ser humano, que mis compañeros de camino son quienes me señalan la leccion (que aveces no entiendo hasta pasado mucho tiempo; es decir cuando estoy lista)y que de alguna forma que no puedo explicar tenemos una mision, algo que dar, una contribucion personal al planeta,porque el sentido general me abruma: comer dormir, despertar, unirnos, reproducirnos, es como básico...
Tú historia prueba que no importa lo que se este pasando en la vida siempre se puede ser mejor de lo que uno es, y encontrarse con Dios o con lo que sea que le tenga fé.

Un abrazo grande! y todos mis cariños

Silvia

rominita said...

Silvia:
Si lo hubieras visto!!!!, era tan impresionante ver como la fe de esos hombres cambiaba su alrededor, los hacía libres, más libres de lo que nunca habían sido en su vida, estaban completamente entregados a algo más grande que ellos mismos y mejoraban el rincón del mundo que les pertenecía.
Tu tienes mucha razón, en la vida estamos para aprender y para dejar este mundo mejor de lo que lo encontramos, lo que no siempre se hace con cosas muy grandes, sino que con pequeños detalles.
Un abrazote inmenso para ti